Cada año, los americanos gastan $391 billones en comida de preparación rápida y $1.3 trillones en otros tipos de comida. En un lugar de comida de preparación rápida como McDonalds, puedes ordenar y comer muchas diferentes comidas en alrededor de 10 ó 15 minutos. Mucha gente pobre no tienen opción de que comen cada día, entonces, yo quería tener una experiencia la vida de personas en situaciones pobres.
Así que yo escogí comer una cosa específica para cada comida. Para el desayuno, tuve una barra del desayuno y un contenedor de yogur. Para una merienda, tuve una barra de granola. En el almuerzo tuve un sándwich y puré de manzana y medio galleta. Para la cena, tuve pollo en la parrilla sólo con sal y pimienta encima y brócoli. Para antes de la cama tuve un plátano. Yo cambié esto porque las personas en otros países no tienen opción de que pueden comer. Durante la semana del desafío de consumo, yo no quería comer pollo la segunda vez que tuve la cena. No podía imaginar cómo comería pollo por el resto de la semana. Cada vez que nuestra familia se sentó para la cena, yo quería comer lo que ellos estuvieron comiendo, si fuera costillas, filete, tacos o pollo con empanado. Durante el grupo de jóvenes, todos tuvieron galletas para comer, pero galletas no estaban en la lista de que pude comer, entonces no las comí. Fue muy difícil no comerlos cuando todos los estaban comiendo. En los Estados Unidos tenemos a muchas tiendas y restaurantes en las que puedes comprar una variedad muy grande de comida. En otros países personas no pueden ir a una tienda porque no tienen el dinero para comprar la comida. Algunas personas comen la misma cosa toda su vida, y algunas veces personas no comen por un tiempo si el trabajo no va bien. Después del desafío de consumo, yo sé que tenemos muchas bendiciones, y antes, no consideraba comer una variedad de comidas una bendición. Nosotros somos muy bendecidos en poder comer diferentes comidas para cada comida.
Este cambio que hice por la semana me afectó. Fue muy difícil comer todo lo mismo para diferentes comidas. Este cambio me hizo pensar en otras personas que están en estas situaciones permanentemente. Si personas en los Estados Unidos hicieron este cambio, pensarían en otras personas como lo hice yo. Cuando hicieran este cambio, algunos ayudarían a personas y mejorarían sus vidas. Cuando las vidas de una generación son ayudados, pueden usar el dinero para ayudar a sus hijos y comunidades para mejorar las vidas de otras personas. Mi cambio probablemente no podría afectar a mi comunidad ni país, nada más que vendieron más pollo esta semana. El cambio que hice no tenía gran afecto en mi país o comunidad, pero me hizo pensar en las vidas de otras personas.
Yo sé que no habría cambiado mis hábitos de consumo si no fuera por el desafío del consumo. Probablemente no voy a seguir cambiando a mi desafío de consumo. No obstante, voy a tener la conciencia de que nosotros somos muy bendecidos. Hay muchas gente en el mundo que están en situaciones peores que nosotros, en las que preocupan si van a tener comida u otras necesidades básicas. Debemos de ayudar a estas personas. Después de que hicimos el desafío de consumo, sé que hay muchas gente en el mundo quien viven con menos de un dólar al día, pero hay más personas que tienen una cantidad de dinero razonable. Si todos ayudamos a una persona, podríamos cambiar al mundo.